Por: Redacción CINAT
Comúnmente, escuchamos a nuestros amigos o familiares quejarse por sentirse demasiado cansados o con falta de energía, o nosotros mismos hemos experimentado esa sensación de haber corrido una maratón sin haber dado un paso.
Y es que esa sensación ocasional es totalmente esperable luego de un difícil día de trabajo, una reunión prolongada o un día intenso de quehaceres en casa. Sin embargo, en ocasiones esa sensación puede repetirse muy frecuentemente y no estar asociada a ninguna actividad particular, he ahí donde nos enfrentamos con la astenia.
La astenia o fatiga se define como una sensación subjetiva de falta de energía o agotamiento físico y/o mental y la cual no está necesariamente asociada a alguna actividad física. Dicha sensación puede acarrear la disminución de la capacidad para trabajar y ejecutar las actividades cotidianas (1).
Las causas de la astenia han sido estudiadas en atención primaria (1), encontrándose múltiples orígenes: biológico, fisiológico, por consumo de tóxicos y fármacos, psicológico y por causas desconocidas.
En cuanto a las causas biológicas, la astenia se puede asociar a enfermedades infecciosas, cardiovasculares, metabólicas, renales, hepáticas, neurológicas o neoplásicas. Así mismo, puede asociarse fisiológicamente a exceso de actividad, tiempo de sueño insuficiente, sedentarismo, dieta inadecuada y envejecimiento.
Adicionalmente, la falta de energía puede asociarse a consumo de tóxicos y fármacos tales como alcohol, cocaína, drogas de diseño, antihipertensivos, antihistamínicos, benzodiacepinas, neurolépticos y antiepilépticos.
Se han evidenciado también causas psicológicas tales como ansiedad y depresión. En estos casos, la astenia puede constituir uno de los múltiples síntomas de dichos trastornos. Por último, se ha evidenciado en los servicios primarios de salud que no se encuentra una causa específica, en cuyo caso se podría hablar de fatiga crónica y Síndrome de fatiga crónica.
Es así, como en los servicios de salud y en la cotidianidad podemos encontrarnos con casos de astenia por muy diversas causas las cuales deben ser evaluadas para contar con una atención médica oportuna y así mejorar la calidad de vida. Del mismo modo, podemos implementar en nuestra vida diferentes hábitos que influyen directamente en nuestro bienestar, tales como mantener una dieta equilibrada, ejercicio regular, evitar hábitos tóxicos y evitar el estrés y así contribuiremos a evitar la astenia fisiológica.
Adicionalmente, podemos consumir productos naturales que aporten energía a nuestro cuerpo e incorporen fitoquímicos biológicamente activos que sean de fácil asimilación por nuestro cuerpo, tales como el Guaraná. Así, podemos sentirnos con mayor energía especialmente en casos donde existan grandes demandas físicas y mentales.
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(1) Astenia crónica en atención primaria. Etiología, epidemiología y factores predictores. María del Mar Álvarez (2016). Fundación DIALNET. Universidad de la Rioja. España.
